Vivimos en un mundo de prisa y estrés donde pocas veces se respetan los ritmos naturales, esto por supuesto también afecta al mundo del nacimiento. Se programan partos o cesáreas por conveniencia y en los hospitales se trata de acelerar al máximo el proceso para optimizar quirófanos, recursos y habitaciones. De pronto la realidad de un bebé para el que hasta el momento no existía el tiempo, ni el espacio, más que el del vientre materno, se vuelve hostil y estresante.
Recuerdo que en un momento determinado del parto de mi hijo me pusieron un timing. ‘Tienes dos horas para terminar de dilatar y otras dos para el expulsivo y hoy has tenido suerte que no tenemos muchas mujeres y has tenido mucho tiempo’. Lo recuerdo con angustia total, si no podía hacerlo en el tiempo marcado, temía que acabará en cesárea. ¿Cómo lo viviría mi hijo? Desde luego yo en esa situación no segregaba oxitocina (la hormona del amor) imprescindible en el parto, más bien sentía que la adrenalina (la hormona del miedo) salía a borbotones.
Estamos tan acostumbrados a estos ritmos y a esos ‘protocolos’ deshumanizados que ni siquiera los cuestionamos, pero hay otra forma mucho más orgánica de vivir y por supuesto de nacer.
Hace unos años  contactó conmigo una pareja para que le hiciera una lectura de Registros Akáshicos, la mujer vio que estaba embarazada y enseguida se puso hablar conmigo porque ella había sido madre recientemente. Escuche el relato de aquella mujer valiente y empoderada con admiración. Había buscado equipos médicos naturales y alternativos pero llegado el momento sintió que lo mejor era parir en su casa con solo la compañía de su marido y así lo hicieron, sin miedo, sin prisas, con mucho amor. No cortaron el cordón y el bebé permaneció unido a su placenta hasta que días después se desprendió por si sola. Ese fue mi primer contacto con el Nacimiento Lotus Completo, aunque por aquel entonces desconocía que ese era su nombre.
En mi segundo embarazo y ya investigando de forma mucho más consciente, llegue hasta un maravilloso libro llamado ‘La placenta. El chackra olvidado’ de Robin Lim, comadrona, guardiana del nacimiento, nombrada Heroína del año en 2011 por la CNN en reconocimiento a su labor humanitaria en favor de la paz mundial y la atención socio-sanitaria en Indonesia y Haití y el Premio Mujer de la Paz de la Women´s Peace Power Foundation en 2005.
En él se explica que un Nacimiento Lotus Completo implica dejar el cordón umbilical intacto hasta que se seque y se desprenda naturalmente, lo que suele ocurrir entre 3 y 9 días. Para Lim ‘es el modelo ideal de no-intervención y de no-violencia.  Aunque esta opción es complicada si una mujer no pare en su casa, hay opciones intermedias de las que el bebé puede salir muy beneficiado.
En el libro nos hablan de 3 modelos de  pinzamiento y corte del cordón umbilical:
Pinzamiento y corte de  cordón inmediatos
El que se realiza en la mayoría de hospitales, inmediatamente después del nacimiento del bebé.
Pinzamiento y corte de cordón tardío
Sólo retrasándolo 3 minutos el bebé recibe muchos beneficios. Aunque en está opción se corta el cordón  antes del alumbramiento de la placenta.
Corte del cordón umbilical con retraso prolongado
Matronas que atienden partos en casa, centros de nacimiento y hospitales respetuosos normalmente esperan alrededor de 15 minutos antes de pinzar y cortar el cordón umbilical. Ello significa que algunas veces el cordón se corta antes de que haya sido alumbrada la placenta.
Lim recomienda “encarecidamente que los padres pidan al personal sanitario que esperen hasta que la placenta haya salido. Mejor incluso esperar hasta que el bebé haya recibido su primer alimento al pecho. Después de eso creo que el bebé ha recibido el 99% de los beneficios físicos del corte tardío del cordón umbilical.’ Cada vez que tenemos la posibilidad de ver la placenta, el cordón umbilical y el bebé intactos (la raíz, el tallo y el fruto), yo lo considero como un Nacimiento Lotus”.
¿Entonces si está demostrado en numerosos estudios los beneficios del corte tardío, por qué se realiza de forma tan prematura por protocolo? Pues aparte de esas prisas de las que hablábamos, algunos profesionales de la medicina creen que el retraso en el pinzamiento del cordón causa ictericia, temen que fluirá mucha sangre al bebé incrementando la posibilidad de que aparezca. En realidad, esto no está demostrado, el cordón umbilical se cierra por si mismo cuando el bebé recibe la cantidad adecuada de sangre. 
  
Además de los beneficios físicos, también existen los emocionales y energéticos. “Compartimos con nuestra placenta la canción de cuna que es el latido del corazón de nuestra madre. En verdad no nacemos solos, porque la placenta comparte el nacimiento con nosotros. Sin embargo debido a los modernos protocolos de parto, a la mayoría de nosotros  nos han separado prematuramente  de esa unión sagrada y aprendemos a temer la separación, el abandono y la soledad. Se trata del trauma del nacimiento, es doloroso y puede llevar toda una vida sanarlo, si es que se consigue”. Por eso Lim como guardiana del nacimiento aconseja a los futuros padres “susurrar al bebé, nada más nacer, alguna palabra o mensaje con intención. Imagínate un mundo en el que cada nuevo bebé recibe un mensaje de amor, paz, confianza y ayuda para que lo lleve en su alma. Ese sonido o palabra u oración nos elevará cuando recordemos, con la ayuda de  nuestra placenta, la historia completa de nuestra vida”. Comparto esta visión del nacimiento, lenta, respetuosa con los ritmos y el espacio sagrado de la triada mamá-bebé-papá y del bebé-cordón-placenta. Creo imprescindible tomarse el tiempo necesario, ir lentamente, sin prisa ni preocupación. ¿Cómo sería la humanidad si todos naciéramos con nuestra capacidad de amar intacta? ¿Y a ti qué te parece este tipo de nacimiento?