Estaba releyendo los apuntes del curso de Asesora de lactancia que hice esta primavera, preparándome para el examen final: el nacimiento de Emma,  cuando me dejé caer por la web de La Liga de Leche para echarle un ojo a sus hojas de utilidades, francamente recomendables con consejos imprescindibles para la futura mamá o puérpera que desee dar el pecho y que provienen del libro ‘El arte femenino de amamantar’.

 
Entre estas hojas hay dos que me han parecido geniales y me han dado la idea para este post, también en parte motivada por la experiencia previa en mi primer postparto. 
 
La primera, un cartel para la habitación del hospital destinado a las visitas e invitándolas a que sean prudentes.
Esto me ha hecho reflexionar sobre algunas cosas que viví en mi primer puerperio y me gustaría evitar en el segundo. 

En el hospital

Yo no soy partidaria de las visitas en el hospital, creo que debe ser un espacio de tranquilidad y respeto para la triada mamá-bebé-papá y cuantas menos interferencias hasta que se ha establecido la lactancia mejor, pero a veces parece complicado gestionar esto,  sobre todo en países como España donde la norma social impera a pesar de que cada vez más especialistas recomiendan no visitar a los recién nacidos.

Aquí algunas recomendaciones:
 
1. Acude al hospital sólo si eres un pariente o un amigo muy cercano  y aún sí pregunta a los padres antesLa mamá sangra, probablemente está cansada, dolorida,  en camisón y con los pechos al aire, su prioridad es dar de comer al bebé, vaya que no es momento para estar sonriendo y dando conversación, igual prefiere intimidad y tranquilidad.
 
2. Si finalmente vas al hospital, que la visita sea corta y respeta el horario de visitas y las horas de descanso. Parece una obviedad (pero creedme que lo he sufrido). Ten en cuenta que lo primordial es el bienestar del bebé y la mamá y lo que más necesitan es descansar, tu visita puede esperar unos días. 
 

3. Los primeros momentos del recién nacido son sagrados. Necesita silencio, tranquilidad y el calor y olor de su mamá. No es un muñeco para pasarlo de brazo en brazo, escuchar muchas voces, ruidos y estímulos estresantes. Cuidado con las fotografías y por supuesto  siempre sin flash, pregunta a los padres antes. 

4. Recuerda también que para coger a un recién nacido, se debe uno lavar las manos. No se debe fumar antes, ni usar perfume. Tampoco hablar excesivamente alto.

En casa

Sigo insistiendo que lo mejor si no eres del circulo intimo es esperar unas semanas hasta que los nuevos papás y el bebé se hayan adaptado mutuamente.

1. Cuidado con el teléfono fijo, no sabes si los papás y el bebé han estado toda la noche en vela y han encontrado un huequito para dormir de 12  a 13.00, hora  que a ti te parece muy razonable para llamar y preguntar. El móvil  puede ser una opción menos agresiva y ¡el whatsApp es perfecto!

2. Igual que en el hospital, en casa las visitas deberían ser breves, a última hora de la tarde toca bañito, cena y mucho descanso. 

3. Ahórrate los consejos, los ‘tú lo que deberías hacer es…’ son mortales de necesidad. Tú no eres esa mamá, ni ese bebé y por tanto no  sabes como se sienten. El puerperio inmediato es un momento muy intenso emocionalmente, sé muy prudente con los comentarios. Lamentablemente cuando tienes un hijo, por alguna extraña razón todo el mundo se permite opinar sobre sus cuidados y crianza.  Concéntrate en tu instinto e intuiciones, nadie como tú para saber lo que tu bebé necesita!

4. Sigo con el apartado consejos, pero este lo quiero destacar aparte. Evita tus recomendaciones sobre lactancia (por muy bien intencionados que sean) si no eres asesora, IBCLC, especialista en la materia a no ser que hayan pedido expresamente tu opinión. Llegados a este punto y a riesgo de parecer radical,  creo que crearía una policía especial de lactancia y metería en la cárcel a  cualquiera que dijera a una madre reciente: ‘Tú no tienes leche’, ‘No puedes amamantar’ ,’Yo le di biberón a mis hijos y es lo mejor. Se han criado estupendamente. No sé por qué aguantas tanto’. De verdad, esos comentarios son dolorosísimos para una mujer que quiere dar el pecho y tiene dificultades. Todavía tengo grabado el ‘Tú no tienes leche’ que me disparó alguien cuando todavía estaba en el hospital. No, no tengo leche, lo que me sale de los pechos y chorrea el camisón es Coca cola.

5. Evita comentarios sobre el físico de la mamá o el estado de la casa.  Recuerda que la prioridad en ese momento es el bebé no el rímel ni la aspiradora. Recuerdo que en el curso de preparación al parto de mi primer embarazo la matrona nos hablo de este punto:  Existen dos tipos de visitas: las buenas (las que te llevan comida y te echan una mano) y las tóxicas, las que te dirán que tienes mala cara, te has quedado gorda y hay pelusas en casa. Estás si no van mejor y si ya los tienes en casa,  que se vayan a la de ¡ya!.

6. Si vas a dar la bienvenida a un bebé, seguro que te hace ilusión llevar un regalo. ¿Que te parece si en vez de llevar bombones (seguro que la mamá se junta con 17 cajas, maravillosas todas para recuperar la figura) o un conjunto de ropa (otros 17), les regalas algo de tu tiempo, arropas a la nueva familia y creas tribu.  Aquí entra el segundo cartel de la Liga de Leche, consiste en una lista para ayudar a los nuevos papás en el día a día:  llevándoles una comida sana y casera, haciéndoles la compra o  algún recado, que la mamá no pueda hacer. ¿No os parece un regalo especial y maravilloso? Así el bebé recibirá lo que más necesita: todo el tiempo del mundo en los brazos de sus papás.