Llevaba tiempo queriendo hacer la transición, cada vez me sentía más incómoda aplicando químicos sobre mi pelo con ese fuerte olor a amoniaco y las últimas visitas a la peluquería tampoco ayudaron demasiado, siempre me intentan convencer de que la henna y los tintes vegetales dejan un acabado horroroso, pero viendo los resultados de las dos últimas coloraciones ‘tradicionales’ que me aplicaron, me terminé por convencer de que peor tampoco podía ser.
Pensaba que la henna podía ser la solución perfecta porque es una coloración permanente y totalmente natural para tapar esas canitas rebeldes, pero me preocupaba la preparación que parecía bastante engorrosa y tenía dudas sobre el color, no me apetecía nada tener ese pelo rojizo que tanto asocio con la henna, lo cierto es que me encanta en otras personas pero a mi no me favorece nada. Además después de la henna no se deben aplicar químicos sobre el pelo y eso de perder la baza de corregir el color me agobiaba un poco.
Me informé bastante sobre los colores, las aplicaciones, rastreé You Tube y busqué opiniones que encontré de todo tipo, pero fue este post de El Blog de Nina Benito el que me animó definitivamente a probarlo.
Esta fue mi primera experiencia con la henna
1. La Preparación
Mi pelo es castaño oscuro y decidí probar el castaño claro de Radhe Shyam. La caja del tinte contiene una bolsita con los polvos verdes de la henna, unos guantes, un gorro de plástico y unas instrucciones un poco escasas. Menos mal que siempre nos queda Google.
Lo primero es echar los polvos en un recipiente de cristal (nunca metálico) y verter agua caliente poco a poco mientras removemos. Hay que encontrar un término medio para que no quede muy pastoso pero tampoco demasiado líquido o pondremos todo perdido.
Leí que la henna resecaba mucho el pelo, con lo cual a la mezcla le añadí unas gotitas de aceite de oliva (puede usarse cualquier otro aceite como el de coco). Realizar la mezcla fue sencillo y para nada engorroso como creía al principio.
Preparé una bolsa de basura para cubrirme, trucó que aprendí de Isasaweis (gracias, cuántas camisetas y toallas se han salvado gracias a ti) y listo.
Me dí un poco de aceite de almendras en las zonas de la cara susceptibles de mancharse como el comienzo de la frente y las orejas. Aún así, me manché la cara pero lo retiré un papel húmedo antes de que se secará y se quita bien, no me quedé con tatuajes indeseados. Hasta aquí facilísimo.
2. La Aplicación
Tengo que decir que el olor de la henna me encanta, huele a hierba, a pasto, nada que ver con los químicos. Eso sí, no es tan fácil de aplicar porque es mucho más densa que un tinte tradicional. Cuando se va secando sobre el pelo crea un polvillo, que queda esparcido por el baño, se barre y no deja manchas, así que tampoco es un problemón.
En las instrucciones recomiendan dejar la henna sobre el pelo 3 horas para rubios y al menos una hora y media para castaños y morenos. Yo lo dejé 2 horas.
3. El aclarado
Este fue el momento de máxima tensión, pese a que parecía que sería imposible de quitar, no me resultó más difícil que con un tinte tradicional. La sorpresa fue que al ir desapareciendo la henna el pelo estaba suavísimo! A mí no me resecó nada y jamás he notado el pelo tan suave, nada que ver con el tacto estropajoso que queda al darte una coloración con amoniaco. Después me apliqué una mascarilla hidratante durante unos minutos.
4. El secado
Feliz de haber llegado a este punto con el pelo sano y lejos del color rojo que tanto me preocupaba llegó el momento del secado y fue cuando vi lo brillante que quedó mi pelo. Suave, brillante y muy sano. Sobre el tema canas, las cubre, eso sí no tanto como un tinte químico, la ventaja es que la transición entre la raíz y el resto del pelo es mucho más matizada. El color de mi pelo quedó como un castaño medio precioso y las canas como reflejos algo más rubios. Para mí suficiente.
Si eres muy exigente con el tema canas quizás esta no sea tu opción. Yo valoró el sentir el pelo sano y sin tóxicos y no me disgusta que se vean reflejos más claritos.
5. Conclusión
Estoy encantada con la transición a la henna, no volveré a los químicos.